¿Cómo miramos a la persona en la formación? ¿Cómo abordamos los problemas? ¿Con qué mirada leemos su realidad personal y sus dificultades? En este artículo ofrecemos algunas claves y elementos formativos para expandir la mirada formativa y alargar el horizonte de comprensión de la realidad del sujeto, para saber leer más allá del problema. La presentación y el análisis de un caso nos será de utilidad para ver las implicaciones pedágogicas que exige ampliar la mirada formativa.
La tarea formativa
La tarea educativa nos pone en contacto con el misterio profundo de cada persona humana. También con las dificultades y resistencias que ponen un freno al crecimiento. Delante de la dificultad palpamos cuán diversas sean las necesidades y los deseos que habitan el corazón humano: múltiples e incluso contradictorios son los “amores” que lo inflaman. Ayudar a conocerlos, aceptarlos y orientarlos hacia aquello que se ha elegido constituye uno de los desafíos principales del camino formativo. Para hacerlo, proponemos dos caminos: colocar el problema en el contexto más amplio de la propia historia y acoger la pregunta vital que aquel problema vehiculiza. Gracias a estos dos caminos nos damos cuenta de que el problema se vuelve interesante, ya que de obstáculo para el crecimiento se puede transformar en una indicación para una nueva etapa del camino.
Sabino y su problemática
Sabino es un joven de 24 años que se está preparando para ser sacerdote en una congregación internacional que se dedica a la evangelización y que atiende, en particular, a aquellos que sufren. Ha entrado en formación a los 21 años, luego de un periodo de discernimiento y de experiencia con la comunidad de acompañamiento vocacional. Un sacerdote lo ha acompañado en este camino y su confirmación ha sido muy importante para Sabino. Antes de entrar había trabajado un año en la administración de una pequeña empresa y formaba parte de un grupo parroquial en el cual también tenía sus amistades. Con una joven del grupo tuvo una historia afectiva que sin embargo no terminó de transformarse en un camino de noviazgo. Quizás porque Sabino se sentía muy confuso en sus sentimientos hacia ella.
Terminado el noviciado, cursa actualmente el primer año de teología y como tarea pastoral acompaña a un grupo de jóvenes universitarios junto a un compañero de una personalidad bastante brillante. Sabino se presenta como una persona apacible, atenta a las necesidades de los demás. No obstante, vive alguna dificultad de relación con su maestro de formación, percibido por él como demasiado directo y brusco en sus actitudes.
Sabino entre los problemas físicos y la ansiedad
En su elección vocacional ha sido atraído particularmente por el deseo de vivir la fraternidad de modo simple y familiar; por el deseo de llevar el Evangelio especialmente a las personas que sufren anunciando la misericordia y la mansedumbre de Jesús. Este año Sabino ha comenzado a sentir problemas físicos: una cierta dificultad para concentrarse en el estudio, trastornos del sueño, ansiedad, lentitud para llevar adelante las áreas. El médico no encuentra trastornos particulares, pero le aconseja un ligero tratamiento farmacológico para controlar la ansiedad; tratamiento que Sabino sigue a regañadientes y del cual no saca demasiado provecho.
Pasan los meses y la situación se vuelve más pesada. Se siente siempre más desmotivado y cansado en el estudio, la actividad con los universitarios comienza a pesar y tiende a retirarse. También porque se siente en desventaja con respecto a su compañero más brillante que él. No consigue decirle al maestro de formación aquello que piensa. No se siente comprendido por él, se queja con los otros de sus modos bruscos e impulsivos y del poco espíritu fraterno de la comunidad. Incluso la oración se vuelve trabajosa, casi una obligación que atender.
La desilusión de Sabino
En esta desilusión, Sabino comienza a pensar que en la vida laical se puede vivir como cristiano en modo más auténtico y piensa en abandonar, aunque no está del todo convencido. No está seguro de que sea el paso apropiado y busca la confirmación del director espiritual, el cual responde diciendo que la elección le corresponde a él. Al mismo tiempo, Sabino no se atiene a sus indicaciones: hablar con el maestro, tener tiempos definidos y cotidianos para la oración personal y poner por escrito sus motivaciones actuales para quedarse o abandonar. La situación se arrastra desde hace alrededor de 10 meses y él está siempre más en crisis respecto a su elección.
¿Qué le sucede a Sabino?
¿Qué le sucede a Sabino? Él lee la dificultad como una crisis vocacional y, en parte, tiene razón porque el problema y las dificultades se experimentan en ese ámbito. Pero se detiene a observar las ramas del árbol, es decir, aquello que es más visible directamente. Una lectura de este tipo se focaliza sobre un aspecto de la realidad y, a pesar de que este es muy importante, se corre el riesgo de perder la visión de conjunto y volverse una lectura distorsionada. ¿La crisis de Sabino es sólo, o prevalentemente, una crisis vocacional?
¿O más bien hay otra cosa que exige ser tomada en consideración para una decisión (cualquiera que sea) que lo lleve a madurar en una mayor libertad? ¿Cómo comprender e interpretar las dificultades que está viviendo Sabino para poder ofrecerle una ayuda adecuada? ¿A qué nivel parecen situarse, efectivamente, sus dificultades? ¿Cómo leer su vida concreta para reconocer qué cosa pueda haber ofuscado o apagado el entusiasmo del inicio?
Tener en cuenta su historia personal y familiar
Una mirada amplia, que tiene en cuenta la historia personal y familiar, y que coloca las dificultades actuales en una perspectiva espiritual y psicológica, permite ver el problema como una puerta. A través de la puerta, se dejan entrever algunas áreas más inmaduras en las motivaciones vocacionales y en la psicodinámica personal. Por psicodinámica se entiende el modo en que las diversas necesidades, deseos y tendencias se entremezclan en el mundo psíquico de un individuo y en la concreta dirección que toman en su vida. Para tener esta mirada más amplia bastaría sólo con estar atentos a las múltiples fuentes de información que el sujeto nos da cuando vivimos e interactuamos con él.
Sabino, como él mismo afirma, se siente realmente atraído con intensidad por el valor de la fraternidad evangélica y del espíritu de familia. Lo atrae el deseo de anunciar el Evangelio a quien se encuentra en necesidad. Quiere imitar a Jesús manso y misericordioso, pero no parece darse cuenta de que estos valores son también influenciados por algunos aspectos aún no reelaborados de su historia. En comunidad, Sabino ha hablado de su familia y la ha presentado como una familia simple y buena. Con una madre atenta a las necesidades materiales, pero en general ausente afectivamente por razones de trabajo y de salud precaria. Su papá es silencioso y taciturno, poco dado a expresar su pensamiento y sus afectos, pero directo y autoritario en las intervenciones educativas y en el dar indicaciones precisas sobre las elecciones que se deban hacer.
A Sabino se le pedía siempre que diera un buen ejemplo a su hermano menor. En familia se insistía mucho sobre la importancia de tener una buena reputación y de mostrar actitudes educadas y gentiles.
Ampliar la mirada formativa
Ya con estos pocos datos podemos pensar que Sabino posee algunas áreas que identificamos como vulnerables. Áreas presentes e importantes para el desarrollo de toda persona sobre las cuales es bueno volver para verificar su “estado de salud”. ¿Qué áreas podemos integrar en el proceso de alargar el horizonte de comprensión de su situación problemática?
Integrar sus necesidades…
- Necesidad de afecto: en Sabino parece permanecer vivo un hambre de afecto insatisfecho, la necesidad de una cercanía afectiva, de calor relacional. No posee mucha consciencia de esto (en familia estaba acostumbrado a un clima severo), pero esta nostalgia “colorea” su modo de comprender la fraternidad evangélica. Que para él debería ser, en cierto sentido, la familia que se hace cargo de él, la “mamá” cercana a las exigencias del hijo.
- A la necesidad de aprobación y sostén parece también ligada una tendencia a la autonomía que no ha encontrado todavía su justa expresión. Sabino por una parte busca la aprobación y por otra maneja las cosas según sus ideas. Las dos tendencias entran en contraste y no han encontrado todavía un equilibrio adecuado.
Integrar su estima personal…
- Un tercer aspecto, no separado del precedente, se refiere al área de la estima de sí o seguridad personal. Probablemente en su contexto familiar, mayormente directivo, Sabino no ha aprendido a experimentarse suficientemente en sus posibilidades, a medirse con el riesgo y la novedad. No ha tenido la posibilidad de hacer en modo autónomo tantas pequeñas elecciones y de asumir sus consecuencias. Incluso cuando habla de sí deja transparentar una duda de fondo acerca de su valor como persona y de sus reales capacidades. Una duda que las dificultades con el estudio y la comparación con el compañero brillante hacen más aguda.
Integrar su mundo emotivo…
- Una última área se refiere a la agresividad y a la expresión de las emociones. Es el aspecto más escondido, y por tal motivo, más difícil de afrontar. Sabino se ha inhibido de expresar sus sentimientos por mucho tiempo, especialmente cuando eran percibidos como peligrosos para la imagen de sí, como por ejemplo la rabia, o por la exigencia de compostura y gentileza sobre la cual la educación familiar insistía. La agresividad hacia el padre autoritario, nunca reelaborada adecuadamente, parece encontrar hoy en la relación con el maestro (cual figura significativa y cargada de aspectos transferenciales) una suerte de vía de escape. No directa, sino a través de la queja y la desvalorización de su persona y de su rol. Además hay que destacar que Sabino siente atracción por la figura de Jesús manso y misericordioso y esto le hace más difícil reconocer su rabia, ya que lo haría sentir demasiado alejado de su ideal religioso y, por lo tanto, excesivamente amenazado en la estima de sí. La agresividad encuentra un canal de expresión indirecta en la salud, en la ansiedad, en el cansancio, en la lentitud del comportamiento.
¿Cómo afronta Sabino su día a día?
¿Cómo hace para manejar y defenderse de sus conflictos interiores? No parece muy consciente de su necesidad de afecto y atención, y reacciona teorizando acerca de la falta de espíritu de familia dentro de la comunidad, atribuyendo a lo externo la culpa, señalando a los otros como poco sensibles. Además, cuando se siente amenazado por las dotes del compañero, prefiere evitar el riesgo y retirarse, en lugar de medir las propias posibilidades. Es más, podemos notar que muchas de las dificultades experimentadas por Sabino son descargadas, desplazadas a nivel somático, dado que sus trastornos físicos no tienen origen orgánico.
Saber mirar el árbol y las raíces…
Todo esto no se ve a simple vista, así como, por analogía, no se ven las raíces del árbol o la savia que corre por su tronco. Saber leer más allá del problema es ampliar la mirada sobre la persona. Moraleja de la fábula: Sabino siente la dificultad ligada a algunos aspectos de su personalidad, pero al no lograr captarlos, no puede tomar el control y permanece prisionero de la dificultad.
De aquí la necesidad, para el educador, de mirar la persona en su totalidad. No sólo teóricamente sino especialmente en la práctica y en la vida cotidiana. No porque haga las veces de psicólogo improvisado, sino porque aborda el problema desde una perspectiva más amplia y respetuosa de la profundidad y de la ambigüedad del corazón humano. La ayuda que se le ofrezca será una respuesta en mayor sintonía con la pregunta real.
Excelente artículo. Para esto ayuda mucho el trabajar sobre la propia narración vocacional, pero no siempre es fácil saber cómo aprovechar esa herramienta para desarrollar una mirada amplia de la persona. Sería interesante abordar el uso de esa u otras herramientas de auto conocimiento en los procesos de acompañamiento.
Gracias por tu comentario y sugerencia sobre posibles modos de abordaje en el acompañamiento. Nos ayuda a seguir profundizando en este ámbito de la formación.