“La vocación cristiana es abrirse constantemente a Jesús, a su Palabra de vida y a los milagros cotidianos que Él sigue realizando hoy”. Con estas palabras Mons. Gabriel Mestre, Obispo de Mar del Plata en Argentina, concluía una invitación a los jóvenes de su diócesis. Valiéndose de la riqueza que la Liturgia de la Palabra del pasado V domingo del tiempo Ordinario nos proponía. Así convocaba a la semana vocacional diocesana.
En su mensaje el Obispo sintetiza su mensaje vocacional en tres palabras: profundidad, palabra y misión. En pocas palabras ha querido recordarles a los jóvenes de su diócesis los desafíos que estamos viviendo y que se ven reflejados también en la llamada vocacional. Entre ellos la superficialidad, la mediocridad por falta de profundidad; la imperiosa invitación evangélica a confiar en la Palabra de Jesús y la misión que tenemos de contagiar el bien que Cristo nos hace.
El contexto de este mensaje refiere al comienzo de la Semana Vocacional del verano 2022, que forma parte de la preparación que la diócesis realiza para su primer Sínodo. Es importante recalcar el gran valor que estas iniciativas suponen para las pastorales vocacionales diocesanas. Son aliciente para generar espacios de discernimiento y también para ofrecer formación y catequesis sobre la vocación cristiana.
No podemos obviar el hecho de que esta actividad vocacional forme parte de la preparación del sínodo de esta diócesis. Nos hace repensar también si en nuestras diócesis, en nuestros planes pastorales están en clave vocacional, contemplan el trabajo de fomentar, cuidar y sostener las vocaciones de la Iglesia. Es importante que la labor vocacional nos e convierta en un “proselitismo de vocaciones”, sino en un espacio de promoción y animación de todas las vocaciones. Eso quiere ser la semana vocacional diocesana.
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