No es frecuente oír a los novios pelear. No es que no peleen, solo no es frecuente oírlos. Por más que los amigos nos cuenten de lo tóxicas que pueden llegar a ser sus parejas, pareciera que cuando hay una tercera persona, al menos fingen ser mejores. Ahora imaginemos que hay una tercera persona que verdaderamente tiene el poder (y la gloria) para sacar la mejor versión de esos novios. Es más: sólo ese testigo sabe cuál es la mejor versión.
Aunque rezar por separado es una buena herramienta para discernir, por medio de la oración conjunta en el noviazgo los enamorados se presentan ante Dios con un proyecto de vida y Jesús se hace presente también. Él, que conoce lo que los corazones anhelan, concede cuanto le sirve en su plan de salvación. Por eso, dice la Palabra:
“Si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por Mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.»
Mateo 18, 19-20
Estos versículos ya deberían ser suficiente para poner de rodillas a dos personas que se aman. Pero a veces es difícil dar un primer paso y necesitamos, como los discípulos, que nos enseñen a orar. A continuación, esta joven servidora les ofrece a los novios cuatro momentos de oración que se pueden ofrecer juntos, empezando por las iniciativas más tímidas.
La misa
Vayan juntos a misa y antes de entrar pónganse de acuerdo para ofrecer la celebración por su noviazgo. En el rito tendrán momentos para recordar esta intención; antes de la oración colecta, al momento de las ofrendas y en la comunión.
El Padre Nuestro
Como lo enseñó Jesús a los discípulos y nuestros padres a nosotros cuando pequeños, el Padre Nuestro es una oración completa para iniciar a rezar en intimidad. El Papa Francisco, en un encuentro con los novios y los esposos, aconsejaba que pidiéramos a Dios “danos hoy el amor de cada día”, haciendo referencia a que el amor es el pan diario en la convivencia de varón y mujer.
El rosario
En 2021, por el año de Amoris Letitia y de San José, el Papa Francisco también ofreció a los novios indulgencias plenarias si rezaban juntos el rosario con el librillo de ese período. Yo también me la perdí. Pero no deja de ser un arma poderosísima por muchas razones.
En el rosario esta misma oración del Padre Nuestro la potenciamos con la intercesión de nuestra madre, la Virgen María, la mujer que probó que Dios sí tiene favoritos. Además contemplamos los pasos de Cristo, que dejan huella del camino a la vida eterna, y nos muesran a la familia de Nazaret, que es nuestra inspiración. No es necesario adornar el rosario con muchas oraciones, pero yo sí le agregaría la jaculatoria de San José al final de cada misterio.
Oraciones por el noviazgo
Si se están haciendo todas las anteriores, el siguiente paso es elevar plegarias por la conversión de los novios. Además de los proyectos conjuntos, el novio intercede por la novia y la novia intercede por el novio. Ambos piden a Dios la santificación de sus parejas, que renieguen del pecado y sean testigos de la luz del evangelio. Por ejemplo: “María, ayuda a mi novia a imitar tu pureza” o “San José, haz de mi novio un hombre obediente a Dios”.
En un artículo con más detalle de la importancia de la oración, el autor del escrito cita al Eclesiastés 4, 12 “Uno solo puede ser vencido, pero dos podrán resistir. Y, además, la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente”.
Imaginemos lo fuerte que puede llegar a ser nuestra relación si estamos en comunicación con Dios y en comunión con los santos.
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