Viernes santo
Mis contrastes en la cruz
- 1. Objetivo: Los jóvenes consideran sus egoísmos y generosidades como canales de ser y los integran a la luz de la Cruz.
- 2. ¿Te ha pasado?
Marco es un chico que vive su apostolado con mucha pasión. Procura siempre estar en las actividades parroquiales y de tener tiempo para Dios a pesar de sus actividades escolares.
Esta semana ha tenido dos exámenes muy complicados. Se ha desvelado estudiando y ha salido un poco bajo. No ha cubierto sus expectativas. En el futbol ha disminuido su rendimiento. Se siente poco valorado por sí mismo a pesar de sus esfuerzos.
Sus padres le insisten que es un gran muchacho y que tiene muchos talentos pero que simplemente esa semana no ha sido la mejor.
Sus amigos le animan a que siga adelante luchando por salir adelante y no hacer mucho caso a sus fracasos.
El párroco le ha regalado una cruz con un Cristo crucificado y le ha dejado meditar sobre la vida del Señor que se esmeró por dar siempre lo mejor de sí. Sin embargo, después de todo eso fue traicionado y murió en la cruz. Marco se ha sentido muy consolado al saber que el Maestro ha sufrido a pesar de su generosidad con todos.
¿Qué reflexión pudo haber hecho Marco a la luz de la cruz con respecto a sus “aparentes fracasos”?
¿Has experimentado alguna vez el fracaso a pesar de tus grandes esfuerzos y méritos?
- 3. Palabra que ilumina
Leer Mt 16,13-23
Comentario
El pasaje con el que cierra la segunda parte del evangelio nos sitúa en un momento muy importante de la vida de Jesús: el rechazo de su pueblo y el fracaso aparente de su misión. Con todo, sus discípulos por boca de Pedro reconocen que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo, títulos que resumen la fe de la Iglesia de Mateo. Las palabras de Jesús a Pedro sólo se encuentran en este evangelio, y tienen una extraordinaria importancia. Jesús confiere a Pedro el nuevo encargo (así se significa implícitamente en el cambio de nombre), de reunir al nuevo Pueblo de Dios, es decir de la Iglesia. Y le confía la misión de hacer posible a todos (eso significa la entrega de las llaves) y de interpretar con autoridad la nueva ley (eso significaba entre los judíos la expresión “atar y desatar”) adaptándola a las nuevas situaciones.
A partir del versículo 21 comienza una nueva etapa en el camino de Jesús. Mateo lo subraya: Desde entonces comenzó Jesús… (16,21), como había hecho cuando Jesús comenzó a anunciar el Reino de Dios. Esta nueva etapa tiene como objetivo instruir a los discípulos, que son las primicias de la Iglesia. El tema de dicha instrucción es el auténtico mesianismo de Jesús que se manifiesta en la Cruz.
- 4. El espejo
Pensemos en el movimiento de nuestro corazón. Se llama sístole cuando se contrae y diástole cuando se expande. Sin embargo, ambos movimientos son parte de la estructura del corazón humano. Aparentemente se hace pequeño y aparentemente se expande. Y decimos que “aparentemente” porque su medida es siempre la misma solo que en una se contrae y en otra se ensancha. Un corazón vivo experimenta estos dos movimientos.
Esta experiencia del corazón podemos usarla para considerar nuestros contrastes de frente a la entrega de Jesús en la cruz y nuestra imitación en la entrega de la propia vida.
Pensamos en nuestra sístole cuando somos en apariencia egoístas o nos contraemos en la entrega de la propia vida en el servicio. Cuando experimentamos las propias necesidades y ellas nos mueven. Y que, a pesar de sentirnos bien, a veces nos quedamos con cierta sensación de culpa.
También consideremos nuestro movimiento diastólico, es decir cuando somos generosos con Dios y con los demás, cuando somos atraídos por vivir los valores humanos y cristianos. Y nos sentimos muy bien.
Para este ejercicio te invitamos a hacer un dibujo. Con un corazón grande que abarque casi toda la hoja y un corazón más pequeño al interior.
En el corazón grande escribiremos los valores que nos mueven a hacer bien las cosas. Sería bueno también considerar algunas conquistas que has tenido y te sientes bien por haberlo logrado.
En el corazón pequeño escribimos aquellas cosas que consideramos son egoísta de nuestra parte y que quizá no nos hacen sentir bien o que incluso sintiéndonos bien nos sentimos culpables a la vez.
- 5. Diálogo que profundiza
Con un amigo te invitamos a mostrar tu “ecocardiografía” es decir, contarle un poco de tu generosidad y tu egoísmo que conviven en el interior de tu corazón. Es importante ambos muestren un poco su fortaleza y vulnerabilidad. Eso nos ayuda a considerar un diálogo que humaniza el propio corazón frente al otro.
- 6. Propósito que nos trasciende
Ver el video de “El circo de las mariposas” y responder:
a.¿Qué cosas te gustan y no te gustan de ti mismo?
b.¿Piensas sea algo “vencible” o madurable con el paso del tiempo o sea algo que te acompañará toda la vida?
c.Si hoy fueras un personaje en el circo de la mariposa ¿Cómo te gustaría sea presentado tu espectáculo? ¿Qué características te gustaría que el presentador resalte de ti?
d.¿Cómo te hace sentir saber que hay limitaciones en ti, y que algunas trascenderás y otras simplemente te acompañarán hasta la muerte?
Elabora un cartel anunciando tu “número circense”. Considera que él debe representar aquello que has de ir integrando con paz en tu corazón para que Dios lo vaya transformando, con tu empeño, en fortaleza.
- 7. Digno de celebración
Ante una imagen del Sagrado Corazón de Jesús haremos un momento de oración. Contemplando el corazón traspasado de Jesús, mirando y tratar de empatizar con su dolor ante la lanzada de los amigos.
Al mismo tiempo haremos de cuenta que él nos mira a nosotros y le mostraremos y contaremos lo que hay en nuestro propio corazón. Decirle y contarle la historia de nuestros egoísmos y de nuestras generosidades. Puede servirte el cartel circense donde le cuentes aquello que aún no terminas de integrar en tu persona.
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