Pastoral de la Vocación

El amor abraza la verdad

Este artículo está escrito por Isabella Reimi

La Iglesia recomienda a los jóvenes que antes del noviazgo entablen una amistad, de manera que se puedan conocer con sus defectos y virtudes antes de arriesgar su corazón. Si así lo hiciste, felicidades ¡ahora lo sabes todo de tu pareja!

Gran chiste. Lo sabes si alguna vez has estado en una relación. El noviazgo es por excelencia un camino de discernimiento, en donde los novios entregan a Dios la ilusión de formar una familia y abren sus oídos a la respuesta. ¿Sí? ¿no? Y si estamos seguros de que sí, ¿cuándo?

En Venezuela es popular la frase “limpiar por donde pasa la novia” y se refiere a cuando se deja sucio lo que no es inmediatamente visible.  Si estás enamorado, es importante desenfocar un poco la mirada de esa chica con carita de ángel o el muchacho que es tan caballero y ver todo lo demás que requiere de tu atención.

El amor integra desde el respeto al otro

Cuando valoramos a una persona, no podemos separarla de su historia y sus retos en el presente. En ese sentido la amistad, mientras más larga, más ayuda a saber de antemano lo que se enfrentará, pero a medida que profundizamos en la relación de pareja, salen a relucir más dificultades. Y lo que no se trabaja, siguiendo la frase venezolana, se queda desordenado.

El amor abraza a la verdad cuando se reconoce así mismo y a la otra persona. Quizás tengas un problema del pasado, y seas muy posesivo porque has sufrido el abandono de algún familiar. Reconoce de donde viene el rencor si lo hay.

En otro escenario, ustedes están bien y mueres por unirte a tu pareja. Pero si en este momento afronta la enfermedad de uno de sus padres, que requiere su atención emocional y quizás en el futuro un duelo, debes considerar si eso determinará sus primeros años de matrimonio.

¿Qué es lo mejor que se puede hacer? Si hay un problema, no ignorarlo. Si el problema es tuyo, trabájalo. Si el problema es del otro, solo hasta cierto punto puedes apoyarlo sin entrometerte en su libertad y en el plan de Dios para cambiar los corazones cuando Él desee.

El amor hace a Dios protagonista de nuestra historia

Y en cualquier caso, la clave es la oración. Eso te hace sensible a la respuesta de Dios, que bien podría ser un llamado a tomar una decisión a pesar de lo externo.

San Pedro en su primera carta advierte de la hermosa recompensa que viene con ello:

«Al aceptar la verdad, han logrado la purificación interior, de la que procede el amor sincero a los hermanos; ámense pues unos a otros de todo corazón». (1 Pedro 1, 22)

El Espíritu Santo también inspira a San Pablo para decirle a los corintios que el amor todo lo cree y todo lo espera (1 Cor 13). Esto no es una contradicción, sino un segundo paso. No se puede desear que algo sea diferente sin reconocer cómo es ese algo ahora.

Jóvenes de una cuenta católica llamada Meditación del Día, al contemplar la Anunciación, reflexionan que María también pensó en José cuando le preguntó al Ángel Gabriel: ¿cómo puede suceder esto, si yo soy virgen? El ángel reconoció miedo en su corazón inmaculado. María sabía las dificultades de su nueva realidad si decía que sí, incluyendo lo que podría pensar su prometido. Pero a la vez, el amor la llevó a creer todo: que José asumiría su misión sin ella imponerse, porque para Dios no hay nada imposible.

Entreguémosles a esos novios de Nazaret el propósito de un amor que abraza la verdad.

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