La Iglesia se encamina hacia el Encuentro de Familias. En la Exhortación Apostólica Amoris Lætitia el Papa Francisco se refería al diálogo con estas palabras: El diálogo es una forma privilegiada e indispensable de vivir, expresar y madurar el amor en la vida matrimonial y familiar. Pero supone un largo y esforzado aprendizaje. Varones y mujeres, adultos y jóvenes, tienen maneras distintas de comunicarse, usan un lenguaje diferente, se mueven con otros códigos. (AL 136).
Sabiendo los desafíos que supone la apertura al diálogo, en especial en el ambiente familiar, la Iglesia se dirige hacia el X Encuentro Mundial de las Familias a finales del mes de junio. Con él concluirá el “Año de la Familia” convocado por Francisco. La dinámica del encuentro se tornará distinta a la de otros años, pues se reducirá el peso de las conferencias para privilegiar los encuentros de escucha y discusión.
Agentes de pastoral
Serán alrededor de 2000 agentes de pastoral, dispuestos al diálogo y a la discusión de posturas para encontrar juntos un horizonte para la evangelización familiar. Entre las actividades a desarrollar se contará con el testimonio de una pareja que maduran o consideran la idea de casarse sacramentalmente. También parejas que han vivido crisis y llevan adelante un proceso de perdón y sanación. Además, se esperar abordar temas sobre paternidad, maternidad y adopción.
Hay dos elementos de esta nota que debemos ponerles atención. El primero de ellos es que uno de los temas a tratar es la corresponsabilidad pastoral que debe darse entre matrimonios y sacerdotes. De nuevo resuena la pastoral de conjunto, el trabajo en equipo, la capacidad de que cada uno desde su propia vocación enriquezca la acción de la Iglesia en el mundo, sumamente necesaria en los grupos vocacionales. Y el segundo elemento es la preferencia del diálogo frente al peso de las conferencias. Nos sucede a menudo, incluso en la pastoral vocacional, que contamos con expertos y ponencias de todos los temas “habidos y por haber”. Pero la -verdadera- ponencia es el testimonio, el diálogo entre un vocacionado y otro. En él se dejan ver las maravillas de Dios, “el eterno Llamante”, actuando en sus vidas e historias. Nos ponemos en camino hacia el Encuentro de Familias.
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