Se debe ofrecer una formación de carácter específicamente pastoral, que ayude al seminarista a adquirir la libertad interior necesaria para vivir el apostolado como servicio, capacitándolo para descubrir la acción de Dios en el corazón y en la vida de los hombres. (RFIS,119)
Para toda casa de formación sacerdotal es importante facilitar espacios en donde los candidatos puedan tener una experiencia de encuentro y contacto con diferentes realidades eclesiales y, de esa manera, puedan descubrirse parte de una comunidad eclesial que trabaja en conjunto a favor de la evangelización, es decir, que se sabe continuadora de la misión de Jesús de comunicar la noticia de la llegada del Reino, de la salvación.
El seminarista gracias a ese contacto con las diferentes realidades eclesiales adquirirá de manera progresiva un conocimiento de los diferentes métodos, y estrategias para poder acompañar y estar al frente de una comunidad. Es verdad que las comunidades parroquiales y la realidad diocesana no es uniforme, por eso conviene que durante todos los años de formación los seminaristas tengan diferentes experiencias de apostolado y así desarrollen y asuman, al modo de Jesús, una caridad pastoral sólida y real.
Esta experiencia de apostolado les permitirá, asimismo, trabajar en colaboración con otros agentes pastorales laicos, diáconos permanentes, religiosas y religiosos, y sacerdotes. Una verdadera experiencia de comunidad que trabaja desde la Iglesia para comunicar al mundo la salvación que ofrece Dios a todos los hombres y mujeres.
El apostolado. Síntesis de la vida de seminario
El apostolado es, por tanto, un espacio propicio para la formación. Un ámbito de acción para aplicar todo lo que se aprende en el seminario, y sobre todo un espacio que permite al seminarista confrontarse constantemente acerca de su discernimiento vocacional, de su formación intelectual y en general de sus posibles oportunidades de crecimiento en orden a estar al frente de una comunidad cristiana.
Para los formadores es importante tener una implicación real en las experiencias de pastoral de los seminaristas. Es importante tener un plan pastoral para cada uno, en donde se especifique qué es lo que se espera del candidato en el servicio de apostolado al que es enviado, las responsabilidades que debe asumir, y herramientas que le sean útiles para la preparación adecuada según sea el servicio que se le encomiende.
Aunado a este proceso previo para asignar los apostolados a los seminaristas, conviene tener diferentes momentos de evaluación al año para que la experiencia de asistir a estos apostolados no quede suspendida como algo que queda entre cada seminarista y la comunidad en donde se encuentra. El apostolado es clave para descubrir cómo la realidad eclesial pastoral interpela al formando y le exige una formación integral comprometida.
Plan de apostolado, una propuesta evangelizadora
Una vez atendidos estos argumentos queremos proponer un ejercicio, a modo de plan pastoral, como un posible camino útil que dé la importancia que merece a esta dimensión de la formación.
- Distribución de apostolados por áreas de trabajo pastoral: se sugiere buscar aéreas de apostolado comunes en las parroquias de tal modo que pueda tenerse un panorama general de las actividades en las que puede colaborar el seminarista y así asignar a cada seminarista en una o dos áreas solamente. Debe procurarse que a lo largo de todos los años de formación se haya podido ejercer por cada seminarista diferentes áreas de apostolado. A continuación, ejemplos de áreas pastorales:
-Formación de monaguillos
-Catequesis de comunión
-Catequesis de confirmación
-Acompañar grupos juveniles
-Formación litúrgica
-Pastoral de la salud (visitar enfermos, asilos, etc.)
-Pastoral penitenciaria
- Comunicación a los responsables de las plataformas pastorales: conviene que el equipo formador pueda hablar y establecer con cada responsable de las diferentes plataformas pastorales en donde van a colaborar los seminaristas para que se establezcan los lineamientos oportunos de colaboración, qué harán y que no harán los seminaristas, horarios, ayudas, etc.
- Preparación del apostolado por áreas pastorales: que se asigne una dos aéreas solamente a cada seminarista permitirá que, con la ayuda y asesoramiento de los formadores, aquellos seminaristas que compartan aéreas pastorales, aunque colaboren en parroquias distintas, puedan preparar juntos sistemáticamente contenidos y actividades para dicha área. Así se favorece el trabajo en equipo y el compromiso por preparar los apostolados.
- Orar como seminario por las plataformas pastorales: Asignar un día a la semana (viernes es una buena opción) para que la misa se celebre con toda la comunidad de seminario o por etapas formativas, pero teniendo como intención orar por una parroquia o plataforma pastoral donde se colabore.
- Compartir la experiencia pastoral: promover espacios de diálogo para comunicar las experiencias pastorales que se adquieren en el apostolado. La sugerencia es elegir un día ya sea toda la comunidad de seminario o por etapas formativas para compartir cómo es la realidad de apostolado, retos, métodos de trabajo, impresiones que ayuden al discernimiento vocacional. Esta actividad facilita mucho la colaboración entre los seminaristas ya que así pueden pedirse colaboración al identificarse con la experiencia de apostolado del otro.
- Evaluación con los responsables de las plataformas pastorales: al final del ciclo hacer una evaluación formadores en conjunto con los seminaristas y los responsables de las plataformas pastorales donde se ha colaborado con el fin de mejorar los diferentes espacios y garantizar que la experiencia de apostolado es realmente formativa.
Esperamos que esta sencilla propuesta pueda ser útil en para el trabajo en esta dimensión de la formación.
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