Jean Monbourquett en su obra «Reconciliarse con la propia Sombra: el lado oscuro de la persona» ofrece valiosos aportes para la persona. Desde la psicología Junguiana señala razgos necesarios para integrar en el camino de crecimiento. El sujeto está llamado a afrontar su sombra aún más en su proceso vocacional.
¿Qué es la sombra?
La sombra de la personalidad es una realidad misteriosa que intriga y que a veces asusta. ¿Es amiga o enemiga? Esto depende de nuestra manera de considerarla y de interactuar con ella. Reconciliarse con la propia sombra es fundamental. Ahora bien, ¿Qué es la sombra, exactamente? La sombra es todo lo que hemos arrojado al inconsciente por temor a ser rechazados por las personas que desempeñaron un papel determinante en nuestra educación. Temimos perder su afecto decepcionándolas o creándoles un malestar a causa de nuestros comportamientos o de algunos aspectos de nuestra personalidad. Pronto discernimos lo que era aceptable a sus ojos y lo que no lo era. Entonces, relegamos grandes porciones de nosotros mismos, dejándolas fuera de nosotros.
A esta energía psíquica comprimida pero siempre viva y activa, le llamamos la sombra. «La sombra es ese oscuro tesoro compuesto de los elementos infantiles del ser, los apegos, los síntomas neuróticos y, por último, los talentos y los dones no desarrollados. Ella asegura el contacto con las profundidades ocultas del alma, con la vida, la vitalidad y la creatividad»1.
Habitar la sombra
Lejos de ser estéril o inactiva, esta entidad salvaje y no cultivada de nuestro ser exige sin cesar ser reconocida y explotada. Si la acogemos bien, se dejará «domesticar» y nos revelará toda su riqueza, para que la explotemos. He aquí, pues, en qué consiste el trabajo de reconciliación con la sombra: se trata de reintegrar en la zona del yo consciente los elementos ocultos del ser y reapropiárselos, con el fin de lograr la expansión más completa de la persona.
Insistimos ahora en la importancia primordial de trabajar en la reintegración de la sombra, tanto para el crecimiento psicológico y social como para el desarrollo moral y vocacional.
La sombra y el conocimiento de sí mismo
Sin el conocimiento de la sombra es imposible conocerse bien. El trabajo personal que se efectúa sobre ella constituye una condición esencial para quien quiera llegar a ser una persona equilibrada y entera. El reconocimiento y la reintegración de la sombra permiten recuperar partes de uno mismo que han sido reprimidas por temor al rechazo social. Durante su crecimiento, llega a tener vergüenza o miedo de sentimientos o emociones, de cualidades, talentos o aptitudes, de intereses, ideas o actitudes, por temor a que sean mal apreciados en su medio. De aquí la tendencia a rechazarlos y relegarlos. Ahora bien, estos elementos indeseados de uno mismo, incluso una vez rechazados, sobreviven y procuran afirmarse. Si el sujeto no reconoce su existencia, se volverán contra él, lo asustarán y le crearán serias dificultades de orden psicológico y social.
Hacer emerger los recursos no explotados del propio ser, por muy amenazante que esto pueda parecer, permitirá apropiárselos y reintegrarlos. Se cumplirá así la primera concfición de todo crecimiento humano: «Conócete a ti mismo», célebre precepto inscrito en el pórtico del templo de Delfos.
La sombra y la autoestima
Hacer las paces con la propia sombra y entablar amistad con ella constituye la condición fundamental de una auténtica autoestima. Porque ¿cómo podría uno amarse y tener confianza en sí mismo si una parte de sí, su sombra, es ignorada y milita contra sus propios intereses? Me asombra constatar que las obras actuales sobre la autoestima no muestren mayor interés por los desastrosos efectos de una sombra dejada en estado salvaje, pues se convierte en una importante fuente de menosprecio de uno mismo y del prójimo.
Carl Jung recuerda que el psiquismo humano es el lugar de las luchas íntimas: «Se sabe que los dramas más emocionantes y los más extraños no se representan en el teatro, sino en el corazón de los hombres y las mujeres ordinarios. Éstos viven sin llamar la atención y no descubren los conflictos que ocasionan estragos en su interior, a menos que caigan víctimas de una depresión cuya causa ellos mismos ignoran»2.
Uno no se puede entonces permitir ahorrarse la reconciliación de su sombra. Quien rehusa este trabajo sobre sí mismo se expondrá a desequilibrios psicológicos; tenderá a sentirse estresado y deprimido, atormentado por un sentimiento difuso de angustia, de insatisfacción consigo mismo y de culpabilidad; será objeto de toda suerte de obsesiones y susceptible de dejarse arrastrar por sus impulsos: celos, cólera mal reprimida, resentimientos, comportamientos sexuales inapropiados, glotonería, etcétera.
La sombra y la creatividad
El escritor Julien Green, aludiendo a la actividad de su sombra, notaba: «Hay alguien que escribe mis libros y a quien no conozco, pero a quien querría conocer». El trabajo paciente e inteligente de la reconciliación con la sombra pondrá de manifiesto inmensas potencialidades que permanecían ocultas y en estado salvaje en el inconsciente. Su actualización producirá un aumento de la vitalidad, al tiempo que estimulará la creatividad en todas las dimensiones de la vida.
La vocación y la sombra
La sombra es una realidad presente en la persona humana. La vocación como llamada de Dios integral sobre la persona abarca también ámbitos no del todo conocidos. En el camino de apertura al discernimiento vocacional, no se pueden omitir los aspectos oscuros de la propia vida. Incluso más, abrirse a la sombra significa constatar en la propia vida la vitalidad del llamado vocacional que redimensiona toda la existencia
Muy interesante! Un tema fundamental en la etapa discipular, especialmente en el segundo año siguiendo la metodología de los itinerarios! Hoy se lo pasé a los muchachos! Gracias Don Lucas.
Gracias por tu comentario, que sin duda ayuda a seguir profundizando la reflexión.