«La música grita lo que mi alma calla», dice una conocida frase que a menudo circula por Internet. Seguramente todos hemos sentido alguna vez que escuchando una canción hemos expresado algo que teníamos dentro y no sabíamos decirlo con palabras. Queremos que esta nueva sección que nos sirva para reflexionar sobre nuestra vocación a través de la música.
Todos tenemos vocación
Todos tenemos vocación. Esto significa que todas las personas de este mundo estamos llamadas a hacer algo concreto en nuestra vida que nos llenará el corazón. En este caso, ofrecemos esta canción que nos puede servir de ayuda para algún encuentro con jóvenes. Es una canción con la que se pueden trabajar varios aspectos, nosotros proponemos trabajar la belleza y el valor de cada uno. La canción se llama «En guerra», publicada en 2019, de Sebastián Yatra y Camilo, dos de los artistas actuales de habla hispana con más reconocimiento.
Invitamos a escucharla con atención y reflexionar qué dice la letra. Cada uno puede subrayar en la letra lo que más toque su corazón. Para este apartado se entrega el texto (que puedes descargar en el archivo adjunto) y se escucha la canción (del siguiente enlace).
Hay una tormenta
Que no se nota desde afuera
Sé que por dentro estás en guerra
Aunque en las fotos no se ve
Si hay una manera
De apagar todos tus miedos
Voy a buscarla, aunque me duela
Borrando la tristeza
¿Qué le pasará a tu espejo?
Que no ve lo que yo veo
¿Para qué quieres cambiar?
Si eres todo lo que quiero
Ay, ¿qué le pasará a tu espejo?
Que no ve lo que yo veo
¿Para qué quieres cambiar?
Yo quiero ser como tú
Que haces brillar las estrellas
Con esa risa que a ti te da pena
Pero es tan perfecta que quiero quedarme con ella
Y ser como tú
Que haces girar el planeta
Cuando me besas con esa inocencia
Y no te das cuenta, mi mundo lo llenas de luz
Por ser como tú
Ser como tú.
Ser como tú
Ese nudo en mi garganta se cura cuando te levantas
Cuando me digas que sí, nos vamos corriendo de aquí
Que yo te presto mis alas, que son a prueba de balas
Cuando me digas que sí, nos vamos corriendo de aquí
¿Qué le pasará a tu espejo?
Que no ve lo que yo veo
¿Para qué quieres cambiar?
Si eres todo lo que quiero
Ay, ¿qué le pasará a tu espejo?
Que no ve lo que yo veo
¿Para qué quieres cambiar?
Yo quiero ser como tú…
No hay un corazón que te ame más que yo
Doy gracias a Dios que estamos los dos
Y amarte en la guerra, bajo las estrellas de amor
Yo quiero ser como tú.
A continuación, invitamos a crear un diálogo abierto con los jóvenes, orientado de la siguiente manera:
Desentrañando el significado profundo de la canción
- ¿Qué impresión te deja la canción? ¿Te suscita algún sentimiento (alegría, esperanza, tristeza, serenidad, paz…)?
- ¿Qué crees que quieren expresar los cantantes? ¿A quién va dirigida esta canción?
¿Hay algo que me una a esta canción?
- Seguramente ha habido una o dos frases que te han chocado más. ¿Te atreverías a decir cuáles han sido? ¿Por qué?
Todas las personas tenemos algo extraordinariamente bello dentro, aunque es posible que nosotros mismos no sepamos verlo. Muchas veces tratamos de ocultar lo más hermoso que tenemos y vivimos de las apariencias, ya sea por vergüenza, miedo o heridas del pasado.
- ¿Alguna vez has sentido que no hay nada de valor dentro de ti? ¿Has vivido de las apariencias? Si es que sí, ¿cómo te has sentido?
- ¿Es fácil en el mundo de hoy vivir sin caretas? ¿Conoces a alguien que viva de una manera auténtica su vida, sin necesidad de aparentar?
Esta belleza interior que todos tenemos se relaciona directamente con la vocación: Dios se ha fijado en ti, se ha enamorado de ti porque a sus ojos eres único. Para Dios, hay algo dentro de ti tan bello que ha pensado que valía la pena dar su vida por la tuya. Para Él, no necesitas aparentar nada, Él ya te ama como eres.
Señor, Tú me has elegido…
Para finalizar, escribe a Dios una petición sencilla (que te ayude a encontrar tu belleza, a ver el valor de las personas de tu alrededor…). Después, una persona lee este pasaje del Evangelio y rezamos juntos la oración final.
«En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la gente lo seguía y Él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió».
(Marcos 2, 13-14)
Señor, Tú que supiste ver lo más bello que había en Leví,
también conoces todo lo bello que hay en mí.
Me amas sin reservas,
tanto que has dado tu vida por mí.
Ayúdame a reconocer el valor de mi vida,
a encontrar la belleza que Tú depositaste en mí
y a ponerla un día al servicio de los demás.
Amén.
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