Pastoral de la Vocación

¿Cómo Francisco de Asís?

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Este artículo está escrito por Jesús Castillo

Despertar Vocacional a la luz de la vida de un santo

Introducción

La vida de los santos marca mucho a los jóvenes, sobre todo aquellos que han respondido de una manera radical. Los adolescentes y jóvenes logran encontrar en ellos una gran motivación para seguir las huellas de Jesús.

En esta ocasión iniciamos una serie de catequesis juvenil vocacional basadas en algunos santos de la Iglesia. La metodología se irá aprendiendo conforme se apliquen los temas.

Una fascinación

Martha es una chica que suele ir con su madre a comprar a la plaza comercial. En variadas ocasiones se ha escapado a mirar los aparadores. Su madre ha pretendido influir mucho en Martha. Un día ella le pidió a su madre: -permíteme ir con mis amigas a elegir mi mejor «outfit» para mi fiesta de graduación. Su madre, un poco temerosa aceptó. Al regreso, Martha estaba muy ilusionada con el atuendo elegido, su madre no tanto.

¿Qué piensas haya pasado al momento de presentarse a la graduación?, ¿cómo te imaginas a la madre de Martha? ¿qué resaltas de la actitud de Martha al elegir su propio atuendo?

Una luz

Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?». Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo». Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

Breve comentario

Jesús pregunta sobre su identidad a los discípulos. Muchos lo comparan con Elías, el profeta de fuego y que tuvo la valentía de enfrentar a los dioses paganos y mostrar el poder de Yavé. Otros lo relacionaban con Jeremías, el profeta que asume el sufrimiento de Dios por su pueblo. Finalmente, Juan Bautista, el último de los profetas y que sintetiza a ambos. Juan Bautista enfrentará con valentía y verdad la inmoralidad de su tiempo y llamará a la conversión preparando así un pueblo dispuesto a Dios. Pero Jesús asumirá toda la historia profética en su vocación mesiánica. Su identidad es clara para Pedro: tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Esta es la profesión de fe más antigua y más profunda de los cristianos. Pedro recibe una vocación especial después de la profesión de fe: ser roca sobre la cual la muerte no tendrá poder. Así, los cristianos vencen a la muerte cuando logran reconocer quién es realmente Jesús, el Señor. Su identidad revela al hombre quién es para Dios.

Como Francisco

Francisco de Asís, un joven caballero italiano una vez decidió prescindir de su padre para iniciar un camino de búsqueda de la voluntad de Dios. Un aventurero de Dios que se lanzó al gran desafío de la pobreza. Cambió la armadura por una túnica sencilla, se desarmó para acoger la sencillez del espíritu. Francisco buscó en Dios su identidad y la logró encontrar.

Puedes leer una breve biografía aqui: http://secretariat.synod.va/content/synod2018/es/jovenes-testigos/francisco-de-asis.html

Los jóvenes del siglo XII y los de este siglo no han cambiado mucho, llega un momento que desean emprender la aventura vocacional y encontrar su sitio en la Iglesia y el mundo,

Releer tu propia historia es un camino de discernimiento muy enriquecedor puesto que en medio de tu vida Dios ha estado presente y ha estado llamando tu persona a una configuración con su Hijo Jesucristo.

A continuación te presentamos un esquema para completar a la luz del mensaje del Papa Francisco a los franciscanos que coordinan el VIII centenario franciscano. Puedes leerlo en: https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2022/october/documents/20221031-viiicentenario-francescano.html

  1. El pesebre. En esta gran idea que tuvo san Francisco quería reflejar la belleza del Nacimiento de Jesucristo, en medio de la pobreza creativa. Hasta nuestro tiempo se conserva esta hermosa tradición que repetimos en tiempos navideños. Sin embargo, puedes aprovechar esta idea de san Francisco para escribir y hablar de tu propio nacimiento, de tu anunciación, del peregrinaje de tus padres, de las dificultades por las que tuvieron que pasar como familia.
  2. Los estigmas. Cuando San Francisco recibió este don del Señor no se imaginó que sería una señal de amor y de dolor por el pueblo y la Iglesia entera. Las llagas siempre dueles y son reales, no fueron imaginarias o superficiales sino que marcaron para siempre la vida de Francisco. Como él, tú también puedes escribir o hablar de tus propias llagas, de aquellas que la historia ha dejado en tu vida. Llagas que quizá aún duelen o que recuerdas con aprecio. Dios habla también en medio de la tormenta y acompaña hasta que escampe.
  3. El tránsito. La muerte fuera de ser un acontecimiento cruel, San Francisco prefirió personificarla y darle un nombre amable que le ayude a acogerla con una mejor actitud, le llamó hermana muerte. Como tal, San Francisco buscó siempre mirar la muerte como un renacer auténticamente en Cristo, renovar la esperanza. Es bueno cuentes un poco qué sueñas de la Iglesia futura y tú qué puedes aportar para hacerlo posible.

Una motivación

Te invitamos a compartir lo escrito o descubierto en este sencillo esquema con tu acompañante vocacional o tu director espiritual. Recuerda que la vocación acoge la propia historia con todos sus matices, incluyendo aquellos que no son tan claros o agradables.

Una oración

Es momento de compartir con Dios la contemplación de la propia vida, permitir que él te acompañe en este reconocerle en la propia historia. Puedes hacerlo mediante una visita al Santísimo Sacramento, la meditación de los misterios gozosos del santo rosario, una oración que escribas.

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