Pastoral de la Vocación

El perfil de sacerdote que necesita la Iglesia

Este artículo está escrito por Francisco Ceballos

El perfil de sacerdote que necesita la Iglesia en este momento histórico ha sido el tema abordado recientemente por el Papa Francisco en sus alocuciones . El pasado jueves 17 de febrero de este año 2022, en el Aula Pablo VI, el santo padre inauguraba el simposio titulado “Por una Teología fundamental del Sacerdocio”. En su discurso inicial indicaba las claves que considera esenciales al ministerio sacerdotal.

Motivados por este llamado ”testamento espiritual del sacerdocio”, hemos creído importante abordar la reflexión sobre el perfil del sacerdote que el Papa Francisco ha venido esbozando a lo largo de sus casi diez años de ministerio petrino. Pretendemos con ello iniciar una temática en forma de catequesis que nos pueda ayudar en nuestros encuentros de formación con los jóvenes seminaristas o con vocacionados. 

No se trata de plantear una “teología franciscana del sacerdocio”. Más bien se trata de ver y analizar las ideas fuerza que, según el Papa Francisco, orientan una manera de ser sacerdote. A su vez, queremos ir articulando estas líneas fuerza con la visión de una praxis pastoral renovadora con acentos propios. Desde el “ser pastores con olor a oveja” hasta el pastor como “tejedor de comunión” son abundantes las referencias que van cincelando el perfil sacerdotal que nos viene proponiendo el Papa. Queremos recoger el mayor numero de estas ideas y expresiones hasta formar el cuadro más completo posible de este perfil. Iniciemos pues la tarea.

¿Qué sacerdocio? ¿Qué perfil?

¿Acaso el perfil del sacerdote no es algo que esencialmente no cambia? Efectivamente, todo sacerdocio en la Iglesia hunde su realidad constitutiva en el sacerdocio de Jesucristo y no solo como una referencia, sino como una realidad que se hace presente en la vida y la misión de la Iglesia a lo largo de la historia. No es este el lugar para adentrarnos en esta realidad teológica, que podemos ir comentando en la medida en que vamos explorando el tema de la mano del Papa. Sin embargo, como punto de partida, nos parece fundamental asomarnos a la idea de sacerdocio planteada en el propio Concilio Vaticano II. Desde allí intentaremos ir remontando la reflexión acerca del perfil del sacerdote que necesita la Iglesia.

…el fin que buscan los presbíteros con su ministerio y con su vida es el procurar la gloria de Dios Padre en Cristo. Esta gloria consiste en que los hombres reciben consciente, libremente y con gratitud la obra divina realizada en Cristo, y la manifiestan en toda su vida. En consecuencia, los presbíteros, ya se entreguen a la oración y a la adoración, ya prediquen la palabra, ya ofrezcan el sacrificio eucarístico, ya administren los demás sacramentos, ya se dediquen a otros ministerios para el bien de los hombres, contribuyen a un tiempo al incremento de la gloria de Dios, y a la dirección de los hombres en la vida divina. Todo ello, procediendo de la Pascua de Cristo, se consumará en la venida gloriosa del mismo Señor, cuando Él haya entregado el Reino a Dios Padre.

Presbyterorum Ordinis 2

¿Cómo realizar tan altísima tarea que nos recuerda el concilio? 

El Papa Francisco nos regala abundantes reflexiones con respecto al tema del sacerdocio y más en concreto del perfil del sacerdote que la Iglesia necesita en este momento histórico. Creemos que una mirada a estos rasgos puede ayudarnos en la tarea de ir perfilando el horizonte de la formación, tanto inicial como permanente. Por eso nos hemos dado a la tarea de ir rastreando, como sabuesos, varias de sus alocuciones y discursos en los que de manera especial ha centrado su mirada en el sacerdocio.

Hemos querido iniciar presentando brevemente los seis rasgos del sacerdote que necesita la Iglesia en este momento histórico. El Papa Francisco en su Discurso a la comunidad del seminario Lombardo el 08 de febrero de este año 2022, nos señala de manera clara cada uno de ellos.

El Papa inicia su discurso haciendo referencia al gesto de Pío XI. Este Papa fue quien impartió por primera vez la bendición Urbi et Orbi desde el edificio de la Loggia exterior y no desde el interior de la basílica de San Pedro. A partir de este gesto que ha quedado para la historia, Francisco invita a los que se forman al sacerdocio a salir al exterior. Esto implica abandonar la actitud de “atrincheramiento de sacristía” que puede desembocar en una formación sin arraigo en la realidad. Es necesaria una actitud en salida, comprendida desde el diálogo con los los hombres de nuestro tiempo. Esta actitud nos debe hacer capaces de llevar sobre los hombros las esperanzas, los sueños, y las fatigas del mundo como lo hizo el Señor. Para acercarnos al perfil del sacerdote que necesita la iglesia, presentamos seis rasgos fundamentales.

Seis rasgos fundamentales

  1. Testimonio de vida, es decir, que la vida misma sea expresión martirial del seguimiento de Jesús, que el sacerdote se deje impregnar por una profunda experiencia de encuentro personal con el Señor que lo haga capaz de trasmitir al Señor más que así mismos. Nos recuerda por tanto que Cristo es el protagonista del sacerdocio ministerial.
  2. Sacerdotes que ardan por el deseo de llevar el Evangelio a las calles del mundo. Esta pasión por el evangelio tiene dos notas fundamentales: una vida espiritual que arraigue en la escucha atenta y comprometida de la Palabra de Dios y de una sensibilidad profunda por la realidad desde la que Dios llama e interpela, invita y convoca.
  3. Sacerdotes que cultivan una visión amplia para llegar a todos. Se trata de aquella capacidad de estar atentos y al mismo tiempo abiertos a una realidad que nos invita constantemente al diálogo, donde se reconoce la diversidad y se valora en su riqueza siempre fiel a los valores del evangelio.
  4. Sacerdotes misericordiosos, lejos de toda riguidez que erijan muros entre los hombres y Dios, lejos de aquel fariseismo de quienes ponen cargas imposibles y no son capaces de moverlas ellos mismos (Mt 24,3)
  5. Sacerdotes constructores de puentes y por tanto promotores de la unidad entre los hombres. El Papa usa una expresión cargada de gran densidad y es que el sacerdote debe ser “tejedor de comunión”. Capaz de reconocer los hilos diversos que forman la trama del tejido social e ir hilvanando según el modelo del mismo Cristo; dispuesto también a resarcir la costura allí donde el egoísmo, el afán de poder y las cerrazón, puedan rasgar la comunión.
  6. Sacerdotes atentos a los sufrimientos del pueblo. Capaces por tanto de situarse como Jesús en medio de sus hermanos:

“Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros.

Lucas 6, 36-38

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